Por largos períodos de este Apertura 2021, Pumas fue un muerto caminando, un zombie sin rumbo que no era capaz de hacer goles y que incluso debió soportar protestas de sus propios aficionados por el paupérrimo nivel mostrado en cancha. Sin embargo, un par de chispazos y una electrizante remontada en su último partido ante Cruz Azul, han permitido a los universitarios acceder milagrosamente a la ronda de repechaje del torneo.
Hace un par de noches, las esperanzas de Pumas estaban en el suelo. El equipo había sido derrotado 0-3 por Santos Laguna y las posibilidades de llegar al repechaje pasaban por una complicada combinación de resultados y una obligatoria victoria sobre La Máquina, actual monarca del fútbol mexicano. Para ser sinceros, pocos creían que la de hoy sería una noche mágica en Ciudad Universitaria.
¡Hombres de poca fe!
La travesía, no obstante, sería una licuadora de emociones.
Primero, vino la alegría, con un cabezazo de Arturo Ortiz que abría la cuenta en favor de Pumas y disparaba la ilusión de meterse en la siguiente fase.
Hat-Trick del Piojo Alvarado
Pero como así de rápido vino la esperanza también vino el dolor y el autoflagelo. Cruz Azul reaccionó con contundencia y con un hat-trick de Roberto Alvarado se fue al descanso con lo que entonces parecía un irremontable 1-3 en el marcador.
El Piojo estuvo implacable, en una noche en la que había retocado su característico mohicano. El futbolista rasuró los costados de su cabellera e incluso su compañero Walter Montoya hizo notar el nuevo look durante los festejos de sus goles.
La primera estocada del Piojo llegó en el minuto 12, cuando el volante pescó y acomodó un balón lobo con su pierna derecha, para luego sacar un poderoso latigazo de izquierda.
La segunda conquista ocurrió en el minuto 20 y tuvo a Alvarado aprovechando un rebote en el área de Pumas y la extrema pasividad de Jerónimo Rodríguez. El lateral de Pumas en vez de saltar para rechazar el balón se quedó atornillado al piso, en una falla poco digna de un futbolista profesional.
El show de Alvarado quedaría completo en el cierre de la primera mitad.
Esta vez, Alvarado solo debió empujar un desborde del Shaggy Martínez por la banda derecha para desatar los abrazos.
La remontada de Pumas
No sé si alguna vez sabremos lo que pasó en el vestuario de Pumas durante el entretiempo, pero uno puede sospechar que la charla de Andrés Lillini y la conversación entre los futbolistas de Pumas debió ser inmensamente inspiradora. Solo así se explica el milagro que se obró en los terrenos de la UNAM.
Mucho ayudó que Fabio Álvarez, uno de los jugadores más resistidos por la afición, consiguiera anotarse con un descuento apenas reiniciado el partido.
La historia, luego, vendría en los pies de Diogo de Oliveira, el delantero brasileño que llegó a mitad de torneo y que en un momento de su vida trabajó en McDonald's para poder llevar comida a su mesa.
El ariete hizo tablas a los 62' e incendió los sueños de sus aficionados, definiendo a un toque sobre el primer poste.
El momento heroico, en tanto, quedaría reservado para el minuto 83. De Oliveira capturó una pelota en campo propio y la condujo hasta el área rival, habilitando a a Fabio Álvarez. El volante disparó y Jesús Corona logró despejar con sus manos, pero el rebote volvió a caer en De Oliveira, quien a tres dedos se ganó el amor de los aficionados de Pumas al menos hasta que comience el repechaje.
Al final del partido, Andrés Lillini no quiso nublarse con la euforia de la remontada y reconoció que el gran mérito de la victoria reside en los jugadores. "No es por mí. Acerté con los cambios, pero es el talento y la garra del futbolista de Pumas. No me quiero colgar ninguna medalla”, sentenció.