Justo antes del cierre de pases de la Liga MX, Pumas amarró el fichaje del delantero brasileño Diogo de Oliveira. El jugador viene a llenar el hueco de un olvidable Gabriel Torres y trae consigo una interesante historia de vida en la espalda, la cual incluye un paso por la cocina de un McDonald’s.
De Oliveira llega a Ciudad Universitaria proveniente del Plaza Colonia, campeón del Apertura 2021 de Uruguay. Ahí, el atacante de 24 años, de 1,94 metros de estatura y conocido como La Pantera destacó -era que no- por su potencia y su fortaleza aérea, dejando una colección estadística que no es fenomenal, pero que es digna: 12 goles y siete asistencias en 44 partidos. No pocos hacen paralelos con el paraguayo Carlos González, quien brilló en el club antes de irse a Tigres.
Sin dudas, el salto a Pumas es gigante en la carrera de Diogo de Oliveira. Más aún considerando que en algún momento estuvo a punto de dejar el fútbol. Sin equipos que lo aceptaran y las necesidades que impone la existencia humana, el jugador se vio forzado a probar otros rumbos y fue así que acabó como cocinero en un restaurante de la cadena McDonald’s.
“Estaba sin club y estudiaba, pero fue muy difícil, por eso trabajaba haciendo los sándwiches”, le contó el jugador a AS Chile hace unas semanas, cuando su nombre sonaba en las oficinas de Colo Colo. La experiencia no fue grandiosa, por cierto: "Es más fácil hacer goles que hamburguesas, estuve cinco meses ahí y después conseguí club. ¿Si volvería al McDonald's? Nunca más”, añadió.
El brasileño también contó otros sufrimientos que tuvo mientras intentaba cumplir su sueño de futbolista y que el apoyo de sus padres fue clave. "Estuve cinco meses sin cobrar en algunos clubes. ¿Cómo me mantenía? Mi madre y mi padre me mandaban dinero para seguir cuando ya no tenía nada, hoy gracias a Dios estamos mucho mejor”, reveló el hombre que, en principio, se suma a Pumas en modalidad de préstamo hasta mayo de 2022.
Las ocasiones en que las fuerzas flaquearon fueron varias. Pero ahí, en los momentos más oscuros, su hermano siempre lo motivó a seguir tratando. "Yo pensé en dejar de jugar porque no tenía oportunidades en Brasil, pero persistí por mi hermano. Es mi ídolo. Él me ayudó mucho y me motivó a seguir. Gracias a Dios apareció lo del Plaza. Mi hermano es todo para mí, me decía que tenía futuro y me decía que no lo dejara”, dijo.
Y aquí, ahora, está listo para una nueva aventura.